"Tener conciencia de casi todo y control de casi nada es una de las principales causas de los miedos, incertidumbres y frustraciones que angustian al ser humano".
José L. Rodríguez Jimenéz
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"Tener conciencia de casi todo y control de casi nada es una de las principales causas de los miedos, incertidumbres y frustraciones que angustian al ser humano".
José L. Rodríguez Jimenéz
Con sus diminutos ojos contempló el billete, que uno de sus familiares depositaba sobre una de sus pequeñas manos. El niño levantó la mirada hacia el familiar esperando algo más: ¿es qué no había un beso? ¿Qué más le daba a él el dinero sino había afecto?
Aunque alguien, unos años mayor que él, le hubiera dicho en una importante ocasión: "tranquilo, algún día mirarás más por el dinero que te dan, que por como te tratan. Cuando tengas mi edad, no te importará el cariño, sólo tendrás pensamientos para el dinero". Pero él era un niño pequeño y prefería cualquier otro tipo de regalo, por diminuto y barato que fuera, antes que el simple y despegado hecho de depositar un billete en una caja de caudales.
-¿Y?
Su familiar enarcó una ceja y con una mano en el bolsillo, preguntó al niño con desdén: -¿acaso te parece poco? Los niños de hoy en día sois todos unos desagradecidos. ¡Deberías haber vivido tú en los tiempos de mi abuelo! ¡Mire usted! ¿Preguntar "y"? Acto seguido, el hombre guardó el billete en la cartera y se alejó maldiciendo al niño, que lo había dejado en ridículo ante toda la familia.
El pequeño mantuvo la manita en la misma posición durante un buen rato. ¿Qué había hecho mal? ¿Había dicho algo ofensivo? ¿Lo reñirían ahora sus padres?
Terenci Moix, sobre Bette Davis, decía que “su grandeza es hoy indiscutible. Su recuerdo, imborrable. Es la grandísima Bette del cine. Una actriz como ninguna otra. Seguramente, la mejor de todas.” Y es que su carrera está avalada por numerosos récords: más de cuarenta años de carrera, dos Oscars y diez candidaturas, además de una veintena de personajes memorables que recorren todos los matices del alma femenina. Fue despiadadamente avariciosa como Regina en “La loba”, orgullosa y manipuladora en “Jezabel”, y una fría y calculadora asesina en “La carta”. Estas tres películas las realizó con el director William Wyler y pocas veces en el cine se ha llegado a un punto de unión entre el genio interpretativo y la elegancia en una magnífica realización, todo esto unido a que la actriz y el director tuvieron un romance, llegándolo a considerar ella como el amor de su vida, pero las desavenencias creativas entre ambos hicieron romper el idilio.
Bette Davis fue en dos ocasiones Isabel I de Inglaterra, papel que le venía bordado a una actriz que tenía muchos puntos en común con la independencia de carácter de la Reina Virgen. Con la emperatriz Carlota de México volvió a incidir en el drama histórico, esta vez en un personaje de apoyo a la trama más que de protagonista; pero aun así la carga dramática que incorpora es magistral y redondea “Juárez”, una película llena de aciertos.
*Ilustración de Renae de Liz, perteneciente a la adaptación gráfica del libro Peter Pan
Autor: Coecus J.Z (@CoecusJ)
“Cada vez que un chico dice yo no creo en las hadas hay un hada en algún lado que cae muerta”
James Matthew Barrie (autor de "Peter Pan")
"Mis palabras suben volando, mis pensamientos se quedan aquí abajo; palabras sin pensamientos nunca llegan al cielo".
William Shakespeare
Descalza. Una vez más, recorro la casa descalza. Y recuerdo cuantas millones de veces me han dicho que no ande descalza. Pero me gusta. Es uno de esos momentos en los que me siento yo misma.
Voy hacia la radio del salón y elijo un cd de la estantería. Jazz, me apetece escuchar jazz. Coloco el disco en la radio y mientras las primeras notas empiezan a salir por los altavoces me dirijo hacia mi rincón.
Hace años que convertí este rinconcito de la casa en mi reino, mi universo, mi vida entera está allí. De hecho, hasta las paredes están pintadas de un tono distinto al resto de la casa. Están pintadas de mi color: ese azul que tanto me gusta, el mismo tono que el azul de un pantalón vaquero.
El suelo de frías losas está recubierto por una pequeña alfombra suave, como si fuera de pelo, incluso en verano. Encima de ella está un gran puf donde sentarme, o más bien hundirme. Y encima, desde la altura de mi torso hasta el techo, estanterías. Estanterías repletas de libros. No me hace falta más. Nada más. Mi mundo, mi micro-universo.
Y elijo un libro entre los centenares que hay. Cojo la escalera para llegar al que he elegido, que está en las baldas más altas. Y me hundo en el puf y cruzo las piernas. Enciendo la pequeña lamparita de pared para poder leer.
Y me dejo llevar por la música y por las palabras, hasta que desaparezco de este mundo y entro en el mío. En el que nadie puede molestarme. Y en el que nadie me riñe por ir descalza.
Solía vivir en una habitación llena de espejos, todo lo que veía era yo.
Autor: C. (@Tortugaenllamas)