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domingo, 7 de junio de 2015

Bajo el influjo de los vampiros


En el cine, en los libros, en las series, los vampiros casi siempre son representados como seres atractivos, sensuales, misteriosos, fascinantes, atormentados que buscan su propia redención a través del amor. En la película de Francis Ford Coppola "Drácula", basada en la novela Bram Stoker, se nos muestra un Conde Dracul, exquisitamente interpretado por Gary Oldman, con todos los tópicos del ideal romántico del siglo XIX. Se nos muestra como un ser sensual, cautivador, lánguido, espectral, melancólico, un enamorado perpetuo que hará todo lo que sea por reencontrase con su amor.

Otro ejemplo lo podemos encontrar en la película "Entrevista con el Vampiro", basada en las Crónicas Vampíricas de Anne Rice, donde los vampiros son héroes románticos eternamente atormentados en su constante búsqueda por ser amados. Pero no olvidemos que estos seres fascinantes tienen su lado oscuro,  son depredadores que necesitan la sangre de sus víctimas, la voluntad de las cuales es doblegada hasta convertirlas en sus siervos.


Aunque en el mundo real los vampiros inmortales no existen, si existen personas  que pueden tener una personalidad vampírica, que a nuestros ojos  pueden parecer  atractivos, sensuales, fascinantes, inteligentes, encantadores, creativos pero que al igual que los vampiros de las novelas y del celuloide necesitan beber de la energía y de los sentimiento de los demás para poder sobrevivir.


El modo de actuar del vampiro emocional no es diferente al que se nos muestra en el cine o en la literatura, sus  víctimas suelen quedar fascinadas por su envolvente personalidad y al inicio de su relación se manifiestan como un principie azul pendiente de cualquier necesidad de su presa, su presa es un mayor tesoro,  y así se lo hace saber. La presa sólo ve el maravilloso ser que el vampiro quiere mostrar, se siente atraído,  embrujado, maravillado por él, y acaba sucumbiendo a sus encantos y al igual que en las películas, acaba convirtiéndose en su siervo. Es en este momento cuando, de forma sutil, de forma sibilina, el vampiro deja de prestar atención a la otra persona. Lo hace poco a poco, sin llamar la atención, y ante esta forma de actuar, el otro se muestra miedoso de perder a su supuesto príncipe azul y por ello se deshace en elogios y detalles hacia su depredador.  Ese miedo a perder el objeto de sus deseos hace que la presa someta su voluntad a la del otro, se convierte en un dependiente emocional.

La presa es capaz de justificar y disculpar cada desplante, cada olvido, cada mala acción del ser amado, se hace culpable de todo lo malo que puede pasar en su relación no siendo capaz de ver la realidad que vemos los demás. La presa perdona todo por amor sin darse cuenta que eso no significa que el otro sienta lo mismo.  Cuando el vampiro ve que su presa ha sucumbido totalmente a sus encantos, pierde el interés por ella, la presa comienza a ser un estorbo, empieza la fase de destrucción de la relación, pero como buen depredador, antes de dejar a su presa, busca una nueva con la que volver a saciar su hambre.

Muchas veces no nos damos cuenta que estamos ante un vampiro emocional y nos culpabilizamos de todo lo malo que sucede alrededor de la relación. Nos llegamos a autoconvencer que poseemos todos aquellos supuestos defectos que dice que tenemos, y todo esto es gracias a la acción destructora que el vampiro ejerce sobre nosotros. Llegamos a hacer oídos sordos a los avisos de los demás respecto a nuestro depredador ya que pensamos que él no tiene la culpa de nada que somos nosotros la fuente de todos los fallos.
Nos puede resultar difícil salir de esta situación, y cuando uno oye diferentes voces que nos previenen de nuestro depredador debemos escucharlas, atender su mensaje aunque no queramos oír aquello que nos dicen porque duele. Cuando antes uno sea consciente de lo que realmente está ocurriendo podrá coger su ristra de ajos y su estaca y acabar con el influjo al cual nos tienen sometido nuestro vampiro para volver a ser nosotros, la cosa más valiosa que uno puede tener.

Si uno pasa por esta experiencia tiene un sexto sentido para detectar a los vampiros emocionales, se convierte en un cazavampiros mucho más eficaz que el propio Van Helsing.


Autor: Carmen @Persefone123

"(...) Bueno, ya saben a qué tendremos que enfrentarnos; pero tampoco nosotros carecemos de fuerza. Tenemos, por nuestra parte, el poder de asociarnos...Un poder que les es negado a los vampiros; tenemos fuentes científicas; somos libres para actuar y pensar, y nos pertenecen tanto las horas diurnas como las nocturnas. En efecto, por cuanto nuestros poderes son extensos, son también abrumadores, y estamos en libertad para utilizarlos. Tenemos una verdadera devoción a una causa y un fin que alcanzar que no tiene nada de egoísta. Eso es mucho ya".
 Bram Stoker