Atardecer en noviembre
Suena compasadamente la lluvia
que cae sobre el asfalto. Sobre la acera. Corre atropellada por los canalones, precipitándose por los desagües, buscando
inquieta su salida. El cielo plomizo de noviembre se cierra de nubes
cenicientas que ocultan la cumbre del Aloia, velada como una isla que emerge
tras la niebla. La tarde se desvanece rápido y antes de que expire y la noche
lo envuelva todo de oscuridad, llega ese extertor de luz cenital por la que
durante unos minutos el cielo se torna ambarino y brilla fugazmente como en un
último estallido de luz. Después el ocaso se precipita y lo inunda todo.
Autor: Descastedo (@antonio57009464)
Autor: Descastedo (@antonio57009464)
"El viento ululaba entre las ramas de los árboles, y ya se sabe que en el mundo no hay música más dulce que la del viento sonando en las copas de los pinos al atardecer".
Lucy Montgomery
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