Sin darnos cuenta, volvemos a encontrarnos en ese momento en el que a todos
nos detiene el tiempo para hacer balances. El tiempo, medido de tan diversas
maneras, nos limita o nos abre a nuevas etapas. El tiempo, contado por segundos
o minutos, por arena o por granos de uva. Lo cierto es que no hay otra forma de
medir la vida sino a través del tiempo.
Y cuando hacemos balance de un año que se despide, normalmente empezamos
por los gratos momentos que hemos vivido, para ir desencadenando en aquellos
más tristes que evitamos recordar pero, que dejaron una huella indeleble para
no permitir el olvido. En un año se suceden tantas situaciones, que con
frecuencia nos parece que ese tiempo no ha alcanzado para resolverlas
todas. La mayoría de las veces, creemos
que no es justo, que los momentos felices y relajados son muy cortos, que no
nos da tiempo a vivirlos plenamente. Por el contrario, nos parecen tan
prolongados aquellos que nos causan algún pesar, aquellos que se necesita que
pasen pronto y sobre todo, que no nos dejen heridas.
Ansiamos tanto vivir, pero vivir lo que la esperanza nos reclama, lo que
nuestro corazón y nuestra alma necesita para poder apreciar lo que la vida nos
ofrece y muchas veces, nos niega. Ansiamos, no solamente nuestras sonrisas,
sino la de todos los seres a los que amamos; si ellos no sonríen, la felicidad
es solo un espejismo que desaparece dejándonos un gusto agridulce. Buscamos con
una ansiedad que no reconocemos, llenar nuestros espacios de luz, intentando
esquivar las sombras que están ahí, que luchan contra esa luz para dominarla.
Esperamos, siempre esperamos, porque la vida nunca deja de ser una espera pero,
le insuflamos esperanza, el combustible que nos pone en marcha y no nos permite
abandonar.
Este ha sido un año muy difícil, para mucha gente pero, no solo la que
vemos desde la pantalla de un televisor, sino mucha gente cercana. Momentos en los que se ha tenido que poner a
prueba el deseo de salir delante, de seguir. Crisis en muchos sentidos, no solo
en lo económico, también en lo emocional. Reconocemos que, para muchos, nos
queda un camino pedregoso que transitar en cualquiera de las dos
situaciones… Pero una cosa es cierta,
todos queremos encontrar ese rayo de luz que nos indique, que vivir, o aprender
a vivir, es la fórmula para apreciar el tiempo.
"Queda prohibido no sonreír a los problemas, no luchar por lo que quieres, abandonarlo todo por miedo, no convertir en realidad tus sueños".Pablo Neruda
Autor: Nerea (@lenenaza)
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