Hace algún tiempo, curioseando en un puesto de libros en un mercadillo, compre entre otros, un libro que luego se convirtió en uno de esos que vamos dejando a un lado, porque sin saber por qué , no nos decidimos a leer. Tal vez por el título o por nuestras preferencias literarias. El caso es que un día me encontré con que no tenía nada que leer y decidí empezar con él. “La pasión de Artemisia” La desgana con la que comencé a leerlo pronto se fue transformando en un interés que me atrapó. Me interesa mucho la vida de todas aquellas mujeres que, independientemente de la época en la que hayan vivido, han sido transgresoras, han tenido una vida intensa y sobre todo, han enfrentado la vida con valentía. Artemisia Gentileschi no fue una heroína de guerra, ni una reina, tampoco fue una activista, fue una pintora.
Hija de un prestigioso pintor, Orazio Gentileschi fue la única de seis hermanos que se sintió atraída por la vocación de su padre. Nació en una Roma convulsionada por los conflictos políticos y papales allá por el 1593. Quedó a cargo de su padre a los doce años cuando muere su madre. Admiradora del gran Caravaggio, el año en que este muere, Artemisia termina su primer cuadro titulado “Susana y los Viejos”, tenía tan solo 17 años. Viendo las cualidades artísticas de su hija, Orazio la pone en manos del pintor Agostino Tassi, reconocido por su dominio de los claroscuros y quién se convierte en su maestro. Algunos meses después la muchacha fue violada por su maestro. El escándalo recorrió toda Roma, el maestro se comprometió a casarse con Artemisia pero, al incumplir esa promesa Orazio lo lleva ante la justicia. Artemisia es sometida a todo tipo de interrogatorios y torturas, entre ellas, atar sus dedos y presionarlos hasta casi deformarlos, con la única intención de que confirmara la acusación. Tassi fue sentenciado a un año y medio de prisión y al exilio, aunque nunca cumplió estas penas. Para el padre, esta situación hizo que, lejos de proteger más a su hija, le causara una gran afrenta. Arregló un matrimonio con el pintor florentino Pierantonio Stiattesi y procura que se vayan a Florencia.
Ya en la capital de la Toscana vivió unos años de penuria económica y un matrimonio bastante conflictivo pero, Artemisia siguió pintando y logra ser la primera mujer en ser admitida en la Academia del Dibujo. A partir de ahí, comienza a relacionarse con grandes artistas como el Joven Buonarroti, quien era sobrino del Gran Miguel Ángel y pasa a trabajar bajo el mecenazgo de Cosimo II de Medici. Inicia una gran amistad con Galileo Galilei; amistad esta que se mantendría durante mucho tiempo de forma espistolar. Fue la época en la que, entre grandes cuadros, logra su obra maestra “Judith Decapintando a Holofernes” donde, según los entendidos de su arte, los rasgos de Judith son los suyos y Holofernes representa a Tassi, su violador. A pesar de sus éxitos y reconocimiento como pintora, la acuciante situación económica la obliga a dejar Florencia y trasladarse nuevamente a Roma donde pintó varios cuadros de renombre pero que, no lograron ser del todo rentables para solventar su delicada situación económica. Su marido se ve envuelto en un hecho de sangre y terminan por separarse. Artemisia se traslada a Venecia donde estuvo durante tres años y vuelve a disfrutar del éxito. Finalmente, se marcha a Nápoles para ponerse al servicio del virrey español Fernando Enrique Afán de Ribera, gran admirador de su obra.
Durante el tiempo que estuvo en Nápoles su fama se extendió y fue contratada para trabajar junto a su padre en Londres. El tiempo había pasado y con él se habían cerrado aquellas heridas que los mantuvieron distanciados. Orazio era considerado un maestro de la pintura en la corte del Rey Carlos I. Finalizado ese periodo, volvió a Nápoles donde estuvo hasta su muerte.
Para Artemisia Gentisleschi la mujer fue el centro de su pintura, en todas sus obras se destaca la imagen de la mujer, una mujer con fuerza expresiva que traspasa el lienzo. De ella se dice que fue la única mujer que destacó por los desnudos femeninos, a pesar de que existieran otras pintoras contemporáneas a ella. Sus cuadros fueron cotizadísimos por los nobles de la época, la mayoría, aquellos que mostraban los desnudos femeninos cargados de un dulce erotismo, sin olvidar las obras destacadas por su gran dramatismo. Artemisia fue una mujer transgresora para su época, rompiendo reglas sociales en pos de la libertad que, sabía era el camino hacia la gloria como artista. Pintó a la mujer tal y como ella la entendía, en el centro de sus cuadros, en el centro de la vida.
Autor: Nerea (@lenenaza)
"Lo que todavía nos falta a las mujeres aprender es que nadie da poder. Simplemente lo tienes que tomar tú"
Roseanna Barr
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