Las trece rosas
Las Treces Rosas fueron un grupo de treces mujeres, con edades comprendidas entre los 18 y 29 años que fueron fusiladas el 5 de agosto de 1939. Muchas de ellas formaban parte de las JSU (Juventudes Socialistas Unificadas) en el oscuro Madrid recién acabada la Guerra Civil. Fueron fusiladas por el mero hecho de defender sus ideales igualdad, libertad y democracia.
Pocos meses antes de finalizar la Guerra Civil, en febrero de 1939, El Buró político del PCE y las JSU decidieron que sus principales dirigentes en la capital se exiliasen dejando la organización en manos de jóvenes militantes poco conocidos, dentro de los cuales había un policía infiltrado. Este hecho supuso la detención de uno de los secretarios generales del comité provincial de Madrid, que bajo tortura, reveló la identidad de muchos de sus compañeros. Este hecho y, que los ficheros con los nombres de los militantes de ambas organizaciones políticas cayeran en manos de los militares franquistas, hicieron que en mayo de 1939 la mayoría de sus componentes fueran detenidos, y entre ellos se encontraban las trece rosas.
El 29 de julio de 1939 tres miembros de las JSU asesinaron a un comandante de la Guardia Civil, a su hija, y al chófer que los acompañaba, siendo detenidos poco después. Así el 3 de agosto se celebró un consejo de guerra a 57 miembros de las JSU y todos, salvo una mujer, fueron sentenciados a muerte. Aunque sólo tres de ellos fueron los autores materiales de los asesinatos, el resto también fueron condenados a muerte, como responsables indirectos y por rebelión militar, y entre esas 56 personas se encontraban Las Trece Rosas. La sentencia fue ejecutada apenas 48 horas después de ser dictada haciendo imposible la petición de clemencia. Así, la madrugada del 5 de agosto de 1939 “Las Treces Rosas“ fueron fusiladas en la tapia del cementerio de la Almudena de Madrid, muy cerca de la cárcel de Las Ventas donde estaban recluidas.
La novela de Jesús Ferrero “Las Treces Rosas” (2003) y el libro del periodista Carlos Fonseca titulado “Treces Rosas Rojas” (2004) dio a conocer al gran público la historia de estas trece mujeres. Estos hechos también fueron llevados a la gran pantalla con el documental de Verónica Vigil y José María Almela “Que mi nombre no se borre de la historia” (2004) y la película “Las Treces Rosas” de 2007, dirigida por Emilio Martínez-Lázaro que fue nominada a 14 premios Goya, llevándose 4 de ellos.
Las treces Rosas fueron: Martina Barroso (24 años, modista), Blanca Brisac (29 años, pianista), Pilar Bueno (27 años, modista), Julia Condesa (19 años, modistas), Elena Gil (20 años,activista), Adelina García Casillas (19 años, activista), Virtudes González García (18 años, modista), Ana López Gallego (21 años, modista), Joaquina López Laffite (23 años, secretaria), Dionisia Manzanero (20 años, modista), Victoria Muñoz (18 años, activista) y Luisa Rodríguez de la Fuente (18 años, sastre).
Autor: Carmen García @Persefone123
LAS TRECE ROSAS
Caluroso amanecer, con una luz que no alumbra
Caminando hacia las sombras, se van perdiendo unos
pétalos.
Tallos que sin espinas son llevados a una tapia,
para cercenar su luz cubriéndolos de negro velo.
Jóvenes capullos de rosas, que por su color se
distinguen,
sobre ellas, el temeroso horror de un cobarde
tirano
Modistillas de Madrid, las activistas, la
pianista,
que no creían en amo…
Mujeres, aún niñas cuya riqueza era, la dignidad
que ceñían
Creyendo con valentía , en la libertad, en los
derechos
que no tenían…
Blandas y tiernas sus carnes por el verdugo
golpeadas,
desgarrando aquellas flores con saña y cobardía.
Vidas que se cegaron con fuego de intolerancia.
Cuerpos
sobre una pared de luto, que yacen fusilados
por el oscuro fanatismo…
De quienes temen la libertad, de los creen en sí
mismo.
Trece cuerpos escondidos en una cobarde fosa
Trece mujeres valientes, niñas que nunca fueron
diosas,
Son los cuerpos de la leyenda, los cuerpos de las
Trece Rosas.
Autor: NereaAcosta @lenenaza
EN HONOR A : Blanca, Carmen, Julia, Elena, Ana, Martina, Dionisia, Pilar, Adelina, Virtudes, Luisa, Joaquina y Victoria. LAS TRECE ROSAS.
La historia...
ResponderEliminartestigo de los tiempos,
luz de la verdad,
vida de la memoria,
maestra de la vida,
testigo de la antigüedad. Cicerón
Ojalá no fuera la sangre la tinta que la escribe.
Excelente trabajo. Muy buena la reseña y bella poesía. Seguid así chicas, lo estáis haciendo muy bien.
ResponderEliminarGracias por tus palabras te dan ánimos para continuar.
ResponderEliminarLAS TRECE ROSAS ROJAS
ResponderEliminarEn calle de Coloreros,
a espaldas de San Ginés,
la tragedia se gestaba
y las Rosas no la ven.
Las jóvenes comunistas
(y Blanca Brisac no lo es),
agosto del treintainueve,
aherrojadas se ven.
Van cayendo escalonadas
cuando las van delatando,
cediendo ante las torturas,
hombres en frentes bregados.
Martina y Carmen Barrero,
Pilar y Julia Conesa,
Ana López, y Virtudes
y Elena Gil y Adelina.
Martina las acompaña,
Joaquina entra en la lista,
Victoria forma en el grupo,
y Luisa cierra la fila.
Trece son las Trece Rosas
del agostado jardín,
de un Madrid de cárcel pútrido
y un Gólgota por venir.
Gritos en comisarías,
siempre en ristre los vergajos,
la capital de la gloria
ahora es la del espanto.
Cuerpos en sangre bañados,
miembros rotos y tullidos,
dientes fuera de su base
y horrores entre suplicios.
Las Rosas son deshojadas,
¡temblad, almas de vencidos!,
que esta tierra de Caín
no ha de daros un respiro.
Silencios espeluznantes,
insultos, carreras, gritos,
gemidos, voces de infamia,
¿Tú dónde estás?, ¡oh, Dios mío!
Pasan a todas a Ventas,
a la cárcel de mujeres,
viviendo un mundo dantesco
en hacinamiento envuelto.
Las acusan de la trama
y muerte de Gabaldón,
de formar una conjura
o un entramado mayor.
Sin fundamento y sin base,
sin garante o defensor,
sin testimonios ni pruebas,
todos condenados son.
Los culpables son hallados,
fusilados con fruición,
días después del suceso
que el crimen se perpetró.
¿Eran cuatro o eran tres
los funestos asaltantes,
que al cometer un atraco
un infierno desataron?
Se abrió la cárcel de Ventas
y su cancela gimió,
cuando traspasó la verja
la muerte en un camión.
Subieron las Trece Rosas
y ahora el camión lloró,
al contactar con su suelo
de la inocencia el dolor.
Las Trece Rosas marchitas,
un cinco de agosto vio
Madrid cuando despertaba
sumido en el estupor.
Osario de la Almudena,
antesala del horror,
ten ya dispuesta tu tapia
y dales tu bendición.
Alba de un cinco de agosto,
preludio de un gran calor,
nimba a las Rosas las frentes
que hoy acceden ante Dios.
Puestas las Rosas en fila,
dando cara al pelotón,
"¡apunten, disparen, fuego!",
y el crimen se consumó.
Trece Rosas de Madrid
soñando un Madrid mejor,
vuestra entrega no fue vana
pues el rosal floreció.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho