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sábado, 24 de agosto de 2013

Volver a ser.... un niño




A veces sabéis, me gustaría volver a ser un niño. Sí es que alguna vez, en lo más profundo, he dejado de serlo…

Y ver el mundo con los ojos de entonces. Sin barreras. Ni límites… sin fianzas.

Con la paleta de colores intacta y fresca, y el pincel impoluto.

Y volver a tener esa sensación de las primeras veces. Del descubrimiento. De que las cosas ocurren sin ser consciente de ello, sencillamente ocurren; para saborearlas efímeras y dulces como cuando el tiempo nunca importaba, tan sólo el placer de vivirlas.

Ser niño. Sí…

Para abrir todas las puertas sin llamar, sin miedo a lo que está al otro lado. Sintiendo el pomo de la vida en tus manos por instantes que huelen a tardes de verano.

A sonrisas contenidas. A olor a pan tierno recién hecho de la abuela. A abrazos con olor a azahar y canela…eternos. A leche caliente y esperanzas.

Niño.

Para correr descalzo las calles sin miedos. Sin perjuicios. Para abrazar a todos sin esperar que nadie te lo pida. Abrazar… sí.


Abrazos....

Disfrutando cada bocanada de aire, cada atardecer al volver del estanque como el mejor de los viajes; el viaje hacia un hombre que nace, aún sin saberlo.

En el estanque...
De nuevo, niño.

Para decir lo que siento al viento y a las gentes, a boca llena. Sin tamices. Sin filtros. Sin esperas. Plagado de palabras que llevan dentro la más pura esencia de los sentimientos. 

Para hacer de la equivocación, un juego. Y del juego, del juego… la norma.

Niño para tocar con la punta de los dedos todo, de nuevo. Y nuevo.

Para acariciar a mi madre. Y limpiar despacio el vaho de la mañana.

Para dibujar sobre mi perro nubes que surgen de colores sobre su pelo desgastado; y apretar la mano de aquel amigo y compartir aquel afecto de su amistad más sincera.

Apretar la mano...

Ser niño… para soñar.

Para sentir que todo es posible por el mero hecho de pensarlo, de esperarlo… de compartirlo.

Y tejer fantasías en cada esquina y sembrarlas al recodo del camino esperando que el rocío de la vida germine esas semillas. Las de la inocencia.

Semillas que germinen...

Para mirar a los ojos y sentir siempre, que hablan. Que la verdad no es un fin sino la rutina.

Que ser astronauta es lo normal…y que la risa es la mejor merienda.

Volver, sí. Volver a ser niño.

Para recordar que hay algo maravilloso dentro de cada uno, que hemos olvidado. Que a veces olvidamos.
Un ser irrepetible. Un milagro.

Una oportunidad forjada durante años que no puede desperdiciarse, porque lo traicionaríamos.

Un corazón que late, que siente. Que desea y espera;  que a veces necesita solamente que volvamos por un momento a ser lo que fuimos… para no olvidarlo.

Volver al origen. A la esencia. A nosotros mismos y nuestros sueños.

Para sentir que la vida es un regalo, cada día.

Cuando tý y yo... éramos niños

Autor: @PROSILAND




Más de @PROSILAND en  http://paraelviento.wordpress.com/


2 comentarios:

  1. Leyendo @PROSILAND, te hace sentir algo inexpllcable, rememorar la infancia tan bonita que he tenido, y recordar a mis padres ya fallecidos, pero me quedan hermanas y hermanos, y los compañeros del Colegio y vecinos entrañables. Múchas gracias.

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  2. En mi casa he reunido juguetes pequeños y grandes, sin los cuales no podría vivir. El niño que no juega no es niño, pero el hombre que no juega perdió para siempre al niño que vivía en él y que le hará mucha falta. Pablo Neruda

    Añoranza de los viejos tiempos, intentar revivirlos es lo que nos queda. Gracias.

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