Cuentan que tu alma gemela es aquella que le da la vuelta a tu
mundo entero en un giro inesperado del destino, cuando por azar
se encuentran.
No sé si tú me encontraste o yo te encontré, si el universo se plegó
en una pirueta de 180 grados al norte, y mis 180 grados al sur.
Si el punto donde el alma se fusiona con su gemela es esa mirada
que quema la razón y deja al corazón errante, en busca de ese
amor que sea capaz de dar cierre al círculo, que complete la esfera perfecta
del yin-yang y se trague la llave.
Llevabas la promesa en tus ojos de todo lo que mi alma anhelaba,
llevabas la inocencia dibujada en la sonrisa,
tus manos portaban caricias y generosidad sin fin.
Vivíamos olvidados de nosotros para darnos a otros,
ni tu vida era un sueño, ni la mía un paraíso.
Almas gemelas que se encuentran a la vez, que andan perdidas en
sus vidas, sin apenas saber que, aunque en su corazón ya
permanecen unidas, ignoran todo de sus mundos porque no los
comparten.
Como si el destino abriera sus puertas, una y otra vez, ofreciendo
sus extensos dedos para reencontrarnos, una y mil veces, en los
momentos más difíciles de nuestras vidas.
Tengo el alma prometida a salvar la mitad de mi perfecta esfera.
Tengo el alma partida sin la mitad que ordene mi caos.
Mi alma no te pertenece, mi alma te la he entregado
conscientemente, sin acuse de recibo, sin fecha de caducidad y sin
temor a las veces que se ha roto en este mundo ambiguo, cruel y
maravilloso.
Somos almas en pena de su gemela,
somos almas alegres que saben que se aman y se esperan.
Almas pacientes que se cuidan y se protegen,
una veces tocamos el fondo del mar,
para luego el alma que esté más fuerte bese al otro, contagiando
su vida de aire para respirar,
para salir a flote, para arrastrarlo a la arena y llenarlo de las
caricias, abrazos, o sonrisas interminables, hasta que pueda
levantarse por sus propios pies, con tiempo y paciencia como la
que se entrega a un hijo.
Mi alma te espera mientras la vida decide si nuestros cuerpos
llegarán un día a fusionarse en un intenso y perfecto loto.
Autor: Símar (@Sirena_Nueva)
"Eran almas gemelas, de alguna manera los dos estaban más solos que los demás, compartiendo el mismo agujero del abismo"
José Agustín