Si, otro año más llega Halloween
y entonces nos aprovisionamos de caramelos y cualquier otro tipo de golosinas
para los niños que toquen a nuestra puerta. Los no tan niños, empiezan a
diseñar el disfraz más terrorífico y original para causar admiración en las
fiestas que se ofrecen por cualquier parte. Es la noche del terror, pero ya
queda poco de su significado, o se celebra de forma diferente a su origen. Ya
no se reúne la gente, alumbrados solo por velas, para contar historias
aterradoras, ni tampoco quieren oírlas. Se van perdiendo las leyendas de
brujas, fantasmas y demonios que no nos dejaban dormir, porque ahora los niños
solo se reúnen para contar el botín de caramelos conseguido en sus incursiones
y los adultos para bailar música tecno, muy alejada del escalofriante aullido
de un lobo feroz.
Nuestro blog quiere que no se
terminen de perder las costumbres de los cuenta cuentos y por eso les ofrecemos
una recopilación de relatos de temática muy apropida para estas fechas. Es nuestro trato, sin truco.
Con este poema, la poeta norteamericana Kim Addonizio hace una reintrepretación
de la película “La noche de los muertos vivientes”.
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