Nos reuníamos cuando empezaba a
anochecer. Sin saberlo, estábamos teniendo una noche de Halloween, pero
nosotros lo llamábamos “Noche de miedo”. La víspera de todos los santos
podíamos acostarnos más tarde porque al día siguiente no había clases. Comenzábamos
a planearla mucho tiempo antes; queríamos que nuestro cuento fuera el más
terrorífico de todos y entonces, los primos y los amigos más cercanos del
barrio nos reuníamos en la casa de la abuela, preparados ya para temblar de
miedo y encogernos un poco más con cada historia. Se podía sentir en la
habitación como volaban las brujas, el
sonido escalofriante de monstruos y el lamento de los fantasmas. El hombre sin
cabeza se paseaba entre nosotros y Drácula nos soplaba en el cuello. La abuela,
siempre cómplice, nos preparaba para ese día unos ricos huesitos de santo y
buñuelos con chocolate caliente. Era ella la que iniciaba la noche contándonos
una historia y sabiendo que ya quedamos asustados, se marchaba dejándonos
solos. Era una noche de vigilia, porque luego el sueño se negaba a aparecer.
Para muchos, esta es una fiesta
importada, para los que ya la celebrábamos lo único nuevo es el nombre. Eso si,
la forma de vivirla y disfrutarla ha cambiado mucho. Ya no se narran los
cuentos de terror, ahora la gente se caracteriza en el monstruo o la bruja de
su historia. Por todas partes se compite
por conseguir el mejor disfraz, mientas que nosotros lo hacíamos por ser el que
causara más miedo. Los niños siguen
siendo los protagonistas más festivos y salen a la calle a pedir golosinas a
las puertas de los vecinos, pero ya con una frase hecha: truco o trato. Cuando
llegan a la mía, en algunas ocasiones, quisiera decirles: tengo caramelos para
vosotros, pero tal vez, os gustaría oír una historia para hacer de esta una
auténtica noche de miedo.
El origen de la fiesta de Halloween se remonta a miles de
año teniendo sus orígenes en la Pomona “la diosa de la Fruta” de la antigua
Roma, en el festival celta de Samhain o en la festividad cristiana de “Todos
los Santos”. La tradición de Halloween se celebraba principalmente en
Estados Unidos y el Norte de México pero se ha ido extendiendo por todo el mundo y hoy en día no es raro
encontrar muchas de nuestras calles decoradas con calabazas, murciélagos, arañas... para celebrar una de las noches más terroríficas del año, donde las
criaturas de la noche campan a sus anchas. Y es por ello que os proponemos una recopilación de poemas y relatos llenos de
misterios, espíritus, brujas y fantasmas para pasar una noche de miedo...
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