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domingo, 17 de mayo de 2015

Verde malaquita


Todo empezó el día en que frente al espejo descubrió que sus ojos marrones se habían teñido de una tonalidad verdosa, de un verde malaquita. Poco después, fueron apareciendo por su cara unas pecas de ese mismo color que fueron uniéndose hasta forma una mancha que se fue extendiendo por todo su rostro, para seguir por su cuello y que ahora iba bajando por su espalda y torso. Esa extraña mancha que invadía su cuerpo se volvía más luminosa y resplandeciente cuando esa electrizante y dolorosa punción recorría su cuerpo. En el momento en que ese dolor estallaba sentía una fuerte punzada en el corazón, un  ardor que quemaba su estómago y como si su cabeza fuera bombardeada con cientos de alfileres. Ese intenso dolor parecía tener su causa al ser conocedora de determinados hechos y acontecimientos que hacían remover sus sentimientos y emociones, como cuando su amiga obtuvo un ascenso  en su trabajo, cuando su hermano se casó antes que ella, o cuando su ex pareja volvió a rehacer su vida antes que ella.
En un primer momento, y a primera vista, parecía que los demás no percibían aquella extraña mancha verde que se expandía por su cuerpo, pero a medida que se iban acercando, a medida que la iba conociendo, esa mancha se hacía más y más visible ante sus ojos, llegando, con el tiempo, a averiguar aquello que le estaba ocurriendo, aunque en realidad ella siempre supo el porqué del tono verdoso de su piel, estaba verde… verde por la envidia. 
Autor: Carmen (@Persefone123)








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