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sábado, 21 de marzo de 2020

La poesía en la voz del propio poeta #DíaDeLaPoesía


Hoy se celebra uno de los grandes días de las palabras y las letras, hoy es el #DíaDeLaPoesía. En  1999 la UNESCO declaró el día 21 de marzo como Día Mundial de la Poesía y desde 2001, coincidiendo con el primer día de la primavera, se celebra el Día de la Poesía, un día para conmemorar la palabra poética, una día para dar a conocer la poesía y no se nos ocurre una mejor manera para hacerlo que desde la voz de los propios poetas, por ello, os dejamos cuatro poemas a los que ponen voz sus propios autores….
I. Cuando Neruda recita sus versos más amargos….    
Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto nacía el 12 de julio de 1904 en Chile, quizás su nombre no os diga nada, pero Gabriel García Márquez dijo de él que era "el más grande poeta del siglo XX en cualquier idioma”; pero si os decimos que hablamos de Pablo Neruda, a la  mayoría de nosotros nos viene a la cabeza algunos de sus versos.  Pablo Neruda utilizó un seudónimo para escribir debido al rechazo que le producida a su padre los llamados “poetas”. Es uno de los  poetas más importantes en lengua española, ganador del premio Nobel de Literatura en 1971. Durante su vida tuvo una destacada actividad política, y llegó a ser nombrado embajador en Francia. Pero sus problemas de salud hicieron que  en 1973 renunciara de dicho, falleciendo el 23 de septiembre de ese mismo año, pocos días después del golpe del general Pinochet. Según la versión oficial de la causa de su muerte fue el cáncer que padecía, aunque cada vez hay más indicios que pudiera haber sido asesinado por  ser contrario al régimen dictatorial que se habían instalado en Chile.

Una de las obras más conocidas es su poemario “Veinte poemas de amor y una canción desesperada”, publicado en 1924, cuando el poeta tan sólo tenía 19 años de edad. Esta obra sacudió a la conservadora sociedad chilena de la época ya que relata sus encuentros amorosos con dos mujeres, pero hoy en día está considerada como una de las obras de mayor relevancia en la literatura del  siglo XX. Uno de los poemas que conforma este poemario es “Poema No 20” que empieza con el siguiente versos “puedo escribir los versos más tristes esta noche” y nos habla del dolor por la pérdida de su amada, de la melancolía que siente al evocarla y el recuerdo de la mujer que ama es lo que le permite escribir este poema… 

domingo, 1 de marzo de 2020

Confesión a medianoche #poesía



"Los monstruos son reales, y los fantasmas también; viven dentro de nosotros y, a veces, ellos ganan"
 Stephen King




Conociendo a la autora.... María Iglesias Pantaleón
“Soy graduada en  Psicología y   amante del arte en todas sus ramas. Mi trayectoria literaria comenzó con la publicación en 2015 de la novela La voz de las sombras, un drama realista de carácter juvenil, con la editorial Vitruvio. Sobredosis es el título de mi segunda novela, de género negro, publicada en este 2018. También he participado en varios concursos, resultando finalista en ‘Plumas, tinta y papel’ (de Diversidad literaria), y ganadora en el Certamen de Microrrelatos Isla Tintero y en el XX Certamen de Microrrelatos”.                  
                    Más información sobre María Iglesias Pantaleón...


                                                                       Ejemplares disponibles:

              • La voz de las sombras (Ediciones Vitruvio) (papel) - www.elrincondelalectura.es
              • Sobredosis (Ediciones Ondina) (PDF y papel) - www.elrincondelalectura.es
              • Vals de medianoche (papel) - La Casa del libro


domingo, 2 de febrero de 2020

Arabesque





Sus  pies, casi deformes, eran el recuerdo de muchos años de trabajo, dolor y sacrificio, pero eso ahora quedaba muy lejano. Siempre pensó que sus padres al elegir su nombre habían iniciado una historia de contradicciones.  Llamarse Clara y no haber tenido nunca nada claro resultaba un poco cómico. 
Tenía ocho años cuando entró en aquel salón lleno de espejos y largas barras de madera adosadas, con el suelo de parquet algo desgastado y unas niñas con leotardos y mallas. No quería soltar la mano de su madre y se escondió detrás de ella para observar el mundo en el que habían decidido que se desenvolvería a partir de ese momento. Su madre, su escudo para protegerse del mundo, pretendía dejarla allí sola. Aunque dijera que era bueno para ella porque tendría amigas, porque era una forma de relacionarse y hacer el ejercicio físico para el cual tenía las condiciones apropiadas, ella sentía que la estaba abandonando. Allí se quedó con un grupo de chiquillas, todas más o menos de su edad pero que se movían con una soltura y seguridad envidiable, reían y bromeaban sin notar que ella estaba presente y luego, todos aquellos espejos a los que tanto odiaba. Cada vez que se miraba en ellos su inseguridad crecía un poco más. Todas callaron cuando entró al salón una señora vestida como ellas, que con dos palmadas logró que todas se pusieran en fila frente a una de las barras y disciplinadamente esperaran órdenes.  La señora se acercó a ella, la tomó de la mano y la situó justo al final de la fila de momento, tú solamente imita lo que hagan tus compañeras”. 


Era una niña muy pequeña para su edad, tan delgada que a su madre le costaba mucho trabajo encontrarle ropa adecuada, siempre iba vestida como una niña pequeña. Además era demasiado tímida. Apenas hablaba si no era en casa cuando estaba en familia. No como su hermana mayor Eloisa, tan bonita y lucidora, tan risueña, simpática y parlanchina que todo el que la conocía tenía que hacerle algún comentario, a ella, o a sus padres.  Eso pensaba Clara cuando se metía en su mundo y veía el resto como una espectadora. Nunca le faltó el cariño los mimos y la protección de sus padres, ni de su hermana, pero ella se sentía diferente, se sentía poquita cosa.