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miércoles, 25 de junio de 2014

Sus besos se quedaron en mi cuello


ADVERTENCIAS IMPORTANTES

En caso de que alguna vez decida regresar a recoger sus cosas…

Sus besos se quedaron en mi cuello.

Adheridos.  Incrustados en la piel.  Con vida propia.  Y me toman desprevenida.  Me seducen.  Me acarician.  Me hacen cuentos que no creo.  Me despiertan en las noches.  Me hablan de usted.  Pero solo logran recordarme a otros amantes.  Buenos amantes.  Sus besos fueron mejores que usted.  Con vida propia.  Como las malas compañías.  Que pueden más que ellas mismas.

Sus besos me queman el cuello.

Cuando quieren.  Cuando les viene en ganas.  Me penetran las entrañas.  Me inundan de orugas el esófago.  Sin control.  Haciendo promesas de alas.  Pero solo consiguen hacerme recordar otros besos.  Mejores que los de usted.  Entonces levito.

Aunque es involuntario, me quedo con sus besos.

Porque me gusta que me capturen.  Cuando no lo pienso.  Que me coronen.  Que me derritan.  Que me transporten,  A donde nunca he ido.  Por eso me quedo con sus besos.  Porque se quedaron.  Porque me gustan sus besos.  Los buenos besos.  Los del cuello.  Que no son de usted.

Si alguna vez usted decide regresar a recoger sus cosas, sepa que puede llevarse todo.  Los libros y sus abrigos.  Los recuerdos y sus olvidos.  Su paso corto y su vista larga.  Lo que no puede llevarse, porque nunca podrá, será sus besos.  Esos se quedaron en mi cuello.

CONSERVE ESTAS INSTRUCCIONES



"Siempre eres nueva. El último de tus besos siempre fue el más dulce, la última sonrisa, la más  brillante, el último gesto, el más grácil".
 John Keats

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