El sueño de una
estatua
Había una vez una estatua que era única porque podía pensar.
Y casi siempre pensaba.
En medio de la plaza de una gran ciudad, rodeada del gentío
que paseaba al atardecer, la estatua pensó:
Me gustaría hacer otras cosas”.
“Para empezar, me gustaría dejar de levantar esta tonta espada”.Me gustaría viajar a otros países”.
“Ver películas…”.
“Ir al espacio…”.
“¡Tener novia!”.
“Y …. emm… dejar de ser estatua”.
Autor: Juan Rodrigo Urso
- Su autor contaba con 10 años al momento de escribirlo.
- Cuento finalista del III Concurso Internacional de Microrelatos “Museo de la Palabra” 2012 (22.571 textos recibidos de 119 países)
"Los ojos de las estatuas lloran su inmortalidad".
Ramón Gómez De La Serna
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